Hace años atrás era difícil imaginar un espacio online masivo, en el que millones de personas pudieran conectarse entre sí en cualquier momento del día y en cualquier lugar del mundo. La Internet y las redes sociales han cambiado la manera de entender el mundo porque han permitido la democratización de la información y hoy las noticias se conocen al segundo siguiente de haber ocurrido los hechos y cualquiera puede tener acceso a ellas.
Todos sabemos que con las redes sociales y la tecnología la vida nos resulta mucho más sencilla a la hora de querer comunicarnos, descubrir situaciones de otros lugares del mundo, informarse de lo que pasa en el día a día, conocer a más personas. Pero al igual que somos conscientes de que las redes sociales tienen muchas ventajas, también sabemos que tienen muchos inconvenientes y problemas.
Una amplia investigación liderada por Pierre Omidyar, fundador de eBay, filántropo y multimillonario, llega a la inquietante conclusión de que las redes sociales, y especialmente Facebook, fomentan la hipersegmentación ideológica, el separatismo y la polarización de la opinión pública, lo que origina un deterioro de la calidad democrática.
La Internet ha hecho posible que las noticias se difundan más rápido que nunca. Redes sociales como Twitter o Facebook provocan que nos enteremos de las noticias antes de que aparezcan en la prensa y esto ha provocado, como efecto colateral, que aparezcan las ‘fake news’. Noticias falsas que se esparcen como la pólvora en Internet y redes sociales.
Hay quienes piensan, que las redes sociales pueden suponer una peligrosa arma de manipulación política, gracias a su potente poder de difusión e influencia entre los usuarios y hay gente que, al igual que cuando conduce, se transforma al navegar por la redes escribiendo cosas que no son capaces de decir cara a cara, amparado en el anonimato y cierta sensación de impunidad que contribuyen a una mayor violencia verbal.
Es importante resaltar, que la comunicación y la democracia están estrechamente relacionadas y no se puede concebir la una sin la otra en donde las redes sociales han irrumpido con fuerza en el ámbito de la comunicación, especialmente en el de la comunicación y practicas política. Las potencialidades inherentes de las tecnologías digitales han transformado el ejercicio del activismo político, propiciando una clara redefinición de las relaciones de poder y generando una especie de contrapoder ciudadano. Sin embargo, pese a las múltiples oportunidades que presentan, las redes sociales también suscitan dudas. En este sentido, se ha aprovechado para construir una ciudadanía más activa y un nuevo sentido a la democracia y hasta ahora, la interacción de las autoridades y la ciudadanía en las redes sociales es de una vía.
El querer afirmar que las redes sociales son una amenaza para la democracia, es desconocer que las redes sociales están facilitando que las personas en todo el mundo tengan una voz en el gobierno, discutiendo sobre asuntos de interés público, organizándose en torno a una causa y responsabilizando a sus líderes políticos. Pero lo que si se podría afirmar, es que las redes sociales son víctima de la misma democracia, donde partidarios de partidos políticos de derecha o izquierda que quieren sostenerse en el poder, utilizan el odio, las noticias falsas, el fanatismo, el mesianismo, la polarización para su fin.
Lo significativo del asunto, es que nos guste o no, las redes sociales llegaron para quedarse como un espacio para la libre expresión, el debate, la horizontalidad y la acción directa y como un mercado de pueblo lleno de gritos, insultos, descalificaciones , manipulaciones y de noticias falsas.
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