Por primera vez en años, tanto energía como recursos están siendo concentrados en los navegadores, programas omnipresentes concebidos para acceder al contenido de la Web. El crédito para esta tendencia –una bendición para los consumidores– la tienen dos bandos. El primero es Google, cuyos grandes planes con el navegador Chrome han sacado a Microsoft de su letargo competitivo y forzaron al gigante del software a prestar más atención a su propio navegador, Internet Explorer (IE). Microsoft había cesado sus esfuerzos por mejorar su IE luego de que éste ganara la última guerra de navegadores, mandando a Netscape a su perdición.
Además hay que agradecerle a la Unión Europea. Desde el pasado mes de febrero, Bruselas está requiriendo que los fabricantes de PCs les den más libertad de escogencia a los clientes que compren nuevos computadores en Europa. Bajo este esquema, parte de un acuerdo antimonopolio con Microsoft, se les presentará a los compradores en la pantalla de inicio una lista con una docena de navegadores en orden aleatorio.
Usted no necesita ser europeo, ni tampoco haber adquirido un nueva PC, para descargar estos programas gratuitos y comenzar a explorar. Una vez que lo haga, hay unas cuantas cosas que debe tener presente, especialmente lo concerniente a la privacidad y seguridad. La privacidad ya no es confiable. Todos los navegadores ofrecen modos “privados” o “de incognito”, pero en la mayoría de los casos tales configuraciones solamente buscan evitar a aquellas personas que podrían echarle un vistazo a su computador y observar los sitios que ha explorado; ellos no previenen que los sitios mantengan un registro de sus visitas.
Es importante tener en mente la razón por la cual las compañías se encuentran regalando sus navegadores. Chrome, por ejemplo, es parte clave de la estrategia de Google para que los usuarios de computadores se sientan cómodos con la llamada computación de nube. La idea es que todo el mundo gaste menos tiempo y dinero en programas con licencia provenientes de compañías de software (digamos, Microsoft) y depender más en la data y servicios como Google Docs, los cuales residen en servidores y sistemas de almacenamiento en la Red. Disponible en versiones para Windows, Mac y Linux, el programa es veloz, no requiere de mucho espacio en su disco duro y descansa ligeramente sobre el sistema operativo de su computador. Estas son cosas buenas, desde el punto de vista de la seguridad, y deberían hacer de Chrome un navegador atractivo para los administradores de tecnología empresarial así como para los civiles.
Los usuarios de Mac no deberían tener problemas en escoger un navegador. El mejor es el propio programa de Apple, Safari, que viene incluido en todas las Mac. Safari además está disponible en versión Windows, pero todavía parece que demasiados sitios web no se han tomado la molestia en convertirlo de fácil manejo para el usuario cuando se corre en ambiente Windows. Separadamente, Mozilla Firefox, un descendiente de Netscape, es mantenido por una comunidad de código abierto y está disponible para PCs, Macs y sistemas Linux. Además de ser el segundo sistema más utilizado después de IE, el programa se beneficia de un ecosistema bien desarrollado que incluye miles de complementos para todo desde acelerar las descargas de YouTube hasta StumbleUpon, el cual le ayuda a descubrir y compartir sitios web que estén a la par de sus intereses.
Opera también es una buena opción. Proviene de la compañía noruega Opera Software, quien ha estado presente desde los inicios de la Web y está disponible en versiones para Mac, Linux y PC. Y por supuesto, está el mismo Internet Explorer. La versión actual, IE 8, fue estrenada el año pasado con una cantidad de mejoras y Microsoft ha prometido que la próxima versión será más veloz e incluso más difícil de penetrar por parte de los hackers. Cada navegador tiene su legión de fans y sería muy tonto tratar de decirle cuál de ellos es el mejor para usted. Este es el momento perfecto para salir de la rutina y probar algo diferente. Mejor aún, pruébelos todos.
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