EL impacto transformador de la tecnología en el lugar de trabajo moderno es evidente. Las reuniones cara a cara a menudo han dado paso a videoconferencias, salas de correo a buzones de correo electrónico, y máquinas de escribir y papel carbón a procesadores de texto. La tecnología también ha permitido que una parte sustancial del trabajo, y la fuerza laboral, se muevan más allá de los límites de una oficina tradicional. Es común que los profesionales conectados digitalmente realicen parte de su trabajo en cafés o tiendas, en casa, incluso acostados junto a la piscina mientras están en “vacaciones”.
Esta revolución tecnológica trae consigo muchos beneficios obvios. Los colegas pueden comunicarse fácilmente a través de geografías, reduciendo simultáneamente los gastos, el daño ambiental y el desgaste corporal. El software de código abierto, los motores de búsqueda y los servicios de compras en línea nos permiten reunir en unos pocos clics las herramientas y la información que necesitamos para ser productivos. Los mapas en línea, los sistemas de posicionamiento global y los servicios de traducción en tiempo real nos ayudan a navegar por lugares desconocidos y a comunicarnos con los locales.
Pero hay desventajas en nuestras vidas infundidas por la tecnología. De particular preocupación son los aspectos atractivos, algunos temerosos adictivos de las tecnologías digitales, que nos pueden privar de recursos verdaderamente finitos: nuestro tiempo y nuestra atención. Si bien las empresas pueden beneficiarse del aumento de la productividad con tecnología en el corto plazo, el desenfoque de la línea entre el trabajo y la vida sigue una ley de rendimientos decrecientes. Como lo sugiere la investigación reciente de Deloitte, el valor derivado del empleado siempre activo puede verse afectado por factores negativos como el aumento de la carga cognitiva y la disminución del rendimiento y el bienestar de los empleados.
En resumen, las tecnologías digitales y móviles dan, pero también quitan. Los líderes en talento y tecnología deben evaluar las eficiencias que permiten los empleados siempre conectados frente a las mayores demandas de tiempo y atenciones escasas, y los daños a largo plazo para la productividad, el rendimiento y el bienestar de los trabajadores.
Aprovechar al máximo la tecnología y la gente no se trata simplemente de exigir moderación. Se trata de diseñar tecnologías digitales que faciliten el cultivo de hábitos saludables del uso de la tecnología, no del comportamiento adictivo y es posible que los líderes de las organizaciones desempeñen un papel activo en el diseño de lugares de trabajo que fomenten la adopción de hábitos tecnológicos saludables.
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