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sábado, 27 de abril de 2019

Cómo la tecnología afecta la forma en que funciona nuestro cerebro.



La tecnología ha transformado la forma en que vivimos, trabajamos, nos comunicamos y nos entretenemos. Con el clic de un botón, podemos realizar transacciones, obtener información, aprender nuevas habilidades e incluso encontrar el amor.

Nuestra generación ha visto los saltos más drásticos en los avances tecnológicos y esto no solo ha cambiado la forma en que percibimos el mundo, sino también la forma en que nuestros cerebros reciben y procesan la información. Parece que no podemos separarnos de nuestros teléfonos inteligentes, tabletas e innumerables plataformas de redes sociales, hasta el punto de mantener nuestros dispositivos cerca de nosotros todo el día.

Una encuesta de Gallup reveló que más del 50 por ciento de todos los usuarios de teléfonos inteligentes en los EE. UU. Comprueban sus dispositivos móviles unas cuantas veces por hora o más, y un sorprendente 63 por ciento no puede soportar desprenderse de sus dispositivos móviles, manteniéndolos cerca mientras duermen noche. Los jóvenes usan sus teléfonos inteligentes más que cualquier otro grupo de edad, y más del 70 por ciento de los encuestados revisan sus dispositivos varias veces o más cada hora.

Vivir en esta era digital significa que hemos llegado a confiar en los dispositivos de una forma u otra. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros prestamos atención a cómo la tecnología está afectando nuestro comportamiento, nuestras relaciones o nuestras vidas? Tal vez deberíamos ser más conscientes de la frecuencia con la que usamos la tecnología, ya que se ha encontrado que altera nuestros cerebros de estas 5 formas:

1. Ahora tenemos períodos de atención más cortos y estamos más distraídos.

Antes de la avalancha de iPhones, iPads y otros dispositivos, la persona promedio tenía una capacidad de atención de aproximadamente 12 segundos. Ahora se cree que solo podemos concentrarnos durante unos 8 segundos en promedio antes de pasar a otra cosa. Dato curioso: el promedio de atención de un pez dorado es de 9 segundos.

2. Hemos mejorado nuestra capacidad para realizar múltiples tareas (al menos creemos que lo hemos hecho).

Muchos de nosotros nos jactamos de cómo podemos hacer varias cosas a la vez. Decimos que podemos hablar por teléfono, ver videos de YouTube y redactar respuestas de correo electrónico al mismo tiempo. Si bien eso suena impresionante, la investigación nos recuerda que no es posible realizar diferentes actividades que dependan del mismo tipo de procesamiento cerebral. Hacerlo solo reduce la eficiencia del cerebro y nos dificulta retener información.

3. Nos hemos convertido en adictos a la tecnología.

Admítelo. Usted es culpable de dejar de trabajar para revisar su teléfono una vez que suene el tono del mensaje o robar unos minutos para revisar su línea de tiempo de Twitter o Facebook. Hay una cierta gratificación que viene con ver nuevas notificaciones y mensajes, por eso algunos de nosotros comprobamos compulsivamente las plataformas de las redes sociales varias veces al día, pasando horas recorriendo esas páginas de forma feliz. Peor aún, algunas personas terminan sufriendo de adicción a los juegos de video o dispositivos móviles, que necesitan rehabilitación y ayuda profesional para desintoxicarse.

La razón de esto es simple: la tecnología ha incorporado la gratificación que estimula los centros de placer del cerebro, haciéndonos volver por más.

4. Nuestras interacciones cara a cara han sido socavadas.

¿Alguna vez ha salido con amigos y en algún momento se dio cuenta de que todos ustedes pasaban más tiempo mirando sus pantallas que conversando entre ellos? ¿O durante su viaje en tren, se dio cuenta de que todos estaban ocupados con sus teléfonos celulares, ajenos al mundo? Tenemos tecnología que agradecer por convertirnos en zombis.

En estos días confiamos en los emojis para expresar nuestros sentimientos y preferir las interacciones en línea a las conversaciones en persona. Es aún peor para los niños y adolescentes que han crecido en la era digital, ya que muchos no han desarrollado habilidades de conversación ni han aprendido a leer señales sociales. Como resultado, muchos se pierden en aspectos importantes de la comunicación natural.

5. Nos estamos volviendo más olvidadizos.

La investigación ha revelado que muchos millennials son más olvidadizos que los adultos mayores, algo que puede atribuirse al uso constante de la tecnología. Para recordar algo, necesitamos mover esa información de nuestra memoria de trabajo (mente consciente) a nuestra memoria a largo plazo y esto depende de nuestra atención.

Pero gracias a la tecnología, estamos constantemente obteniendo nueva información, apenas teniendo tiempo suficiente para pensarla y memorizarla antes de que algo más llame nuestra atención. Esto afecta nuestra memoria y nos hace más olvidadizos.

Si bien la tecnología tiene innumerables beneficios, también tiene algunos inconvenientes. La mejor manera de tener una vida equilibrada y mitigar algunos de los efectos negativos de la tecnología es comprometerse a dejar de lado nuestros dispositivos móviles durante algunas horas cada día. La meditación, el yoga y el ejercicio también pueden ayudarnos a enfocarnos en vivir el momento. Tomarse el tiempo para dejar nuestros teléfonos y contemplar conscientemente lo que tenemos delante nos ayudará a mejorar nuestras vidas.

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